SAFO

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viernes, 21 de octubre de 2011

Menos que un Recuerdo

Esta es la simple historia de un hombre que tuvo en sus manos la decisión que le cambiaria la vida: debería optar por dos opciones: su carrera como científico o el amor de su vida. El hombre quiso, como haría cualquier mortal ambicioso, tener las dos cosas, pero en su afán de obtener todo, su amor lo dejo y con ella se fueron los recuerdos de sus épocas más felices. El hombre paso años intentando hallarla y cada vez que la encontraba, ella le decía que ya no sentía nada por el, que se había convertido solamente en un buen recuerdo y que su amor ya había pasado. Destruido, el hombre paso años y años intentando contactarla para que vuelva, hasta que un día la mujer, cansada de tanta persecución, desapareció. Finalmente el hombre se resigno y dedico el resto de su vida a su prominente carrera, fue allí donde la esperanza asomo en su vida: se le había ocurrido una idea brillante que lo había mantenido en vela innumerables noches, era el diseño de una maquina que lo llevaría atrás en el tiempo.
El hombre obsesionado con su invento audaz se paso el resto de su vida construyéndola, trabajaba en navidad, año nuevo y cumpleaños, dejando pasar amigos y amores circunstanciales para otra vida, con la sola idea en su cabeza de la construcción de la maquina, la cual llego a terminar ya casi anciano. La maquina consistía en un poderoso generador electromagnético que creaba un agujero negro que transportaba a la persona indicada a través del tiempo, el cual era controlado por un visor que permitía elegir el tiempo de destino, aunque el problema que tenía es que no era muy preciso y que solo se podía viajar una sola vez.
El anciano con sus pocas fuerzas encendió la maquina, se puso un reloj recuerdo del primer aniversario de bodas, apretó el temporizador para que el hoyo dure dos minutos abierto y se traspasó la luz que iluminaba su destino que paradójicamente era negro. El anciano traspaso el agujero y se desintegro para siempre, pero extrañamente su reloj no sufrió daño alguno y fue a parar al pasado que tanto anhelaba.
Como si hubiese pasado una pesadilla horrible, el hombre despertó de vuelta joven junto a su amada solo dos meses después de haberse casado, justo un año antes de su decisión. Se levanto de la cama, tomo su desayuno y salio a correr por un parque cercano. Allí, misteriosamente, se encontró con el reloj, tenia oxido y humo, pero aun seguía funcionando. Sin saber que ello le pertenecería a el en el futuro, lo tomo, miro hacia ambos lados y se lo guardó, luego se lo fue a dejar al guardia del parque pero este no lo quiso, así que le dijo al hombre que se lo quede, que quizás le den unos pesos en una casa de antigüedades. El hombre lo guardo en un cofre donde guardaba objetos que algún día pensaba usar pero que nunca usaba y se olvido de él por un tiempo. Pasaron diez meses y en el aniversario de bodas el hombre recibió por parte de su esposa el mismo reloj completamente nuevo. El hombre lo miro y le pregunto a su mujer si antes había visto este reloj, ella le dijo que era imposible ya que tenia una malla de titanio mandada a hacer, el hombre se extraño, luego miro a su esposa y la abrazo como si se aferrara a la vida. A la mañana siguiente el hombre reviso su caja de objetos y extrañamente se encontró que el reloj recibido por parte de su esposa era exactamente el mismo que el que encontró en el parque. Atontado el hombre fue al negocio donde su esposa había comprado el reloj y se cercioró de que era imposible que haya dos del mismo. El hombre decidió quedarse los dos relojes, el del parque lo llevo siempre consigo al igual que el de su esposa que lo tenía en la muñeca.
El día de la decisión llegaba otra vez al relato, el hombre se dirigía a su universidad, donde ejercía de profesor de física, a reunirse con el decano que le iba a notificar de la petición de trabajar para el ejército.
Estaba entusiasmado con trabajar para ellos ya que tendría recursos ilimitados para sus experimentos, pero en ese momento el decano le dijo que antes de decidir apresuradamente se tome su tiempo. Instantáneamente el hombre se acordó del reloj, y como si fuese un mandato divino se imagino su futuro eligiendo el camino del ejercito, vio su carrera triunfante pero a su esposa alejarse, se vio anciano trabajando día y noche para volver a recuperarla, vio una vida llena de sin sentidos. El hombre se levanto y le dijo al decano que lo pensaría, luego volvió a su casa y le mostró los dos relojes a su mujer, ella no lo entendía, el tampoco, aunque para ellos realmente no importaba de donde había salido el reloj oxidado. Los dos se abrazaron de una forma en la cual nunca se soltarían.
El anciano que nunca existió había vencido al tiempo, al destino, y hasta a dios mismo si existiese, pero nunca hubiera podido hacer nada sin la vivencia de su otro destino, ese que ahora se convirtió en menos que un recuerdo.

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