SAFO

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sábado, 16 de diciembre de 2017

ESCAPE A LOS CHINOS


Si leyeron la entrada anterior, ya saben que iba a una especie de curso donde realmente la pasaba mal, era un lugar lleno de chetos a los que sus padres les hacían todos los regalos que querían y ellos estaban contentos porque podían presumirlos con sus demás amigos de buen pasar. El punto es que no me gustaba ir a ese lugar, tampoco me gustaba ir a la primaria, ni después a la secundaria, ni tampoco a la universidad, pero este curso era peor porque no tenia ningún propósito mas que el de tomar una tradición que pregonaban mis viejos. La cosa es que cuando podía me escapaba o mejor dicho no iba y muchas veces daba vueltas por las calles aledañas esperando cruzarme con algo que haga que el tiempo camine mas rápido. El resto de las veces me iba a "Los chinos".

Los chinos era un viejo pasillo que quedaba en la calle antes conocida como Canning entre Corrientes y Camargo, el cual contenía por lo menos 50 maquinas arcade y 3 o 4 flippers. Muchas veces salíamos de la escuela e íbamos a gastarnos las monedas allí. Recuerdo que con un peso te daban 8 fichas y que cada ficha era un crédito en casi todas las maquinas. En este mítico lugar de Villa crespo jugaba con mi amigo Gabriel al "King of dragons" un adelanto del Señor de los anillos; o a veces nos matábamos con mi hermano al "Tekham world cup" un juego de fútbol muy rustico hasta para la época en la que lo jugábamos. 
Como a veces era de los mas chicos que pululaban allí y a veces el ambiente se hacia medio pesado donde el humo de cigarros escondía la entrada al patio trasero al que sabiamente nunca me atreví a entrar, decidí tener mis tácticas para poder jugar lo máximo posible (no hay que olvidarse que cada vez que uno jugaba le costaba dinero): para empezar solo jugaba maquinas a las que nunca nadie jugaba porque si me ponía a jugar a un "Street fighter" venia uno de los grandotes del fondo, ponía una ficha de prepo y... "Here comes a new challenger", lo que significaba que tenias que ganarle para seguir jugando, el gran problema es que ellos eran los expertos y te ganaban siempre. Otra táctica muy efectiva era agarrar las maquinas en grupo, si al menos ibas de a dos había muchas menos probabilidades de que alguien te moleste. También había horarios mas convenientes como al mediodía o a la tardecita donde los grandes dormían o hacían deporte.

Un día ya harto de sucesos como el que me ocurrió en el posteo anterior decidí no entrar al curso de los chetos y me fui directo a los chinos, allí justo estaba mi hermano y nos pusimos a jugar al Tekham en una especie de pantalla horizontal que quedaba casi al final del establecimiento. Gol va, gol viene, siento que detrás de mi alguien me toma de las orejas y me jala para atrás. Por sus gritos desaforados rápidamente deduje que era mi vieja que se entero de que no había ido al curso. Así que como la maquina quedaba al fondo, recorrí todo el pasillo de los chinos arrastrado por mi vieja que al salir a la calle me llevo directo al curso que quedaba a unas 5 cuadras mas o menos. Lo que no recuerdo es si me seguía agarrando de la oreja
Creo que después de ese bochorno no volví a ir a los chinos por ese verano y al poco tiempo después empece la secundaria que lamentablemente quedaba del otro lado de los chinos. Eso si, despuntaba el vicio con un viejo Family que me habían regalado.

Creo que el local estuvo abierto hasta cerca del año 2000 cuando aparecieron los cibercafés con los cuales nunca tuve afinidad mas que para entrar a internet o chequear el correo electrónico. Lo paradójico es que ambos tipos de locales ya están casi muertos (solo quedan los de la costa pero las maquinas de peluches y los autitos para bebes los hacen lucir muy ñoños). Y es una lastima porque cada tanto me encantaría escaparme otra vez a ese mundo mágico donde siempre había un espacio para parias que no tenían otro lugar adonde ir.





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